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22 Amón no obedeció a Dios, sino que siguió el mal ejemplo de su padre Manasés, pues adoró a los ídolos que su padre había fabricado, y les ofreció sacrificios. 23 Pero Amón no se humilló ante Dios, como lo había hecho Manasés, sino que se comportó peor aún. 24 Un día sus servidores se rebelaron contra él y lo mataron en su palacio.

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